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dilluns, 12 de març del 2012

Padre Alejandro Calbo Alemany


Nació en Beniarrés (Alicante) el 17 de octubre de 1874. Hizo su Profesión Simple el 9 de septiembre de 1891.

De carácter dinámico e inteligente pasó la mayor parte de su vida en perfeccionar los proyectos de su fertilísima imaginación de inventor. Entre los inventos variados destacan una "llave inglesa", premiada con una medalla de plata en la Exposición Internacional de Bruselas de 1958; una olla autoregulada, diversos modelos de interruptores; unas "zapatillas" "termo-lumínicas", y también ha dejado unos planos de helicóptero, anterior al de La Cierva.

Fue Superior de algunas Residencias (Agres, Chelva). Destacó como elocuente orador. Últimamente se encontraba en Cocentaina (Alicante) donde le dio un ataque arteriosclerosis, que poco a poco fue paralizando su vigorosa naturaleza. A los tres días de administrarle los Santos Sacramentos, que había pedido con insistencia, entregó su espíritu al Señor. Su entierro fue concurrido, presidiéndolo el M.R.P. Provincial Fr. Pacífico Sendra.- A las 6 de la tarde se celebró la misa de "corpore insepulto" y a continuación se efectuó la conducción del cadáver. Los restos descansan en el Cementerio de Cocentaina.

Tenía 86 años de edad, 70 de vida religiosa y 62 de sacerdocio.


Datos familiares
Fecha de nacimiento: 17 de Octubre de 1874 en la Calle Cueva Santa n° 22 de Beniarrés (Alicante).Padres: Vicente Calbo Oltra (Beniarrés). Josefa Alemany Bondía (Benirrama).Abuelos paternos: José Calbo y Joaquina Oltra (Beniarrés).Abuelos maternos: Pascual Alemany (Benirrama) y Narcisa Bondía (Pego).Bautismo: Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol de Beniarrés por el cura párroco Don José Berenguer.Padrinos: José Sellés y Vicenta Moncho.Testigos: Pedro Bonell y Joaquín Guerola.Juez: Don Juan Fagoaga.Secretario: Don Blas Cloquell.Testigos: Enrique Bonell y Pedro Bonell.


Biografía.
Pequeño de estatura y complexión endeble mostraba un corazón grande y acogedor, demostrando en cada momento ser hijo del Poverello de Asís. Su inteligencia preclara y extraordinaria sabiduría jamás le llevaron al engrandecimiento, endiosándose en sí mismo.

Quien esto escribe le recuerda por la década de los años 40', cuando venía esporádicamente a Beniarrés. Al conocer la noticia de su llegada, al día siguiente celebraba Misa y acudíamos a ayudársela a la Iglesia Parroquial. Concluida ésta, le rodeábamos con ilusión y escuchábamos con gozo sus siempre amenas anécdotas.

Sus palabras, expresadas con sencillez y llenas de comprensión eran esperadas, causando captación de simpatías y conquista de corazones retraídos y alejados de Dios. Por donde iba aparecía la alegría y con toda persona que alternaba, le contagiaba de su buen humor.


Estudios
Después de estudiar Latín y Humanidades, ingresó en el noviciado de Santo Espíritu del Monte (Valencia). Aquí es donde cambió su nombre de pila (Vicente Bruno) por el de Fray Alejandro. La Toma de Hábito se efectuó el día 8 de Septiembre de 1890.

Fue buen orador sagrado. En el año 1915 visitó el Rvdmo Padre General Fray Serafin Cimino la provincia de Valencia. En Onteniente se celebró un acto literario en su honor. Una de las más brillantes intervenciones fue la del Padre Alejandro. La prensa se hizo eco de su intervención.

Predicó en Madrid y capitales de España, pero pronto, dejó los púlpitos para dedicarse al estudio y al retiro. Sus últimos años de vida activa los vivió en el colegio La Concepción de Onteniente. Allí trabajó como profesor de ciencias y de Prefecto de Estudios.


Convento - Santuario de Agres
Cuantas proezas y aventuras realizó en este viejo y destartalado convento. Construido desde remotos años, al pie de un monte y lejos del núcleo urbano, más bien semejaba un viejo caserón que no un modesto cenobio religioso. Su destino a este convento fue con el cargo de Guardián, que ocupó durante seis años.

Trabajó para mejorar el acceso al pueblo de Agres. El camino que unía el convento con el pueblo era angosto y abrupto. Necesitaba una reforma, que no tardó en ser una realidad, con la ayuda del alcalde y del cura.

Por el contorno del convento y a muy poca distancia hay un barranco que arrastra un pequeño caudal de agua sin rumbo y no estaba aprovechado. El Padre Alejandro creó una canalización, depósitos y fuentes. Logró un suministro de agua para todo el convento.

La devoción del Padre Alejandro a la Virgen María siempre fue muy grande, y ahora lo va a demostrar con la restauración de la Iglesia y el Camarín de la Virgen, erigido años atrás ante las apariciones dispensadas a un pastor. El pueblo agradece estas obras y corresponde a las llamadas del humilde franciscano.

Hay romerías anuales a las que acude gente de los pueblos colindantes. Ante la necesidad de acomodar a la gente, hizo que se construyeran bancos y mesas de piedra para poder descansar y comer durante la romería.

El convento también fue restaurado. Se amplió con más celdas, dando lugar al incremento de la comunidad, que poco tardó en conseguirse. Levantó un nuevo y extenso pabellón debido a las múltiples y reiteradas peticiones del pueblo de Agres.

Creó un colegio pára la docencia de niños de 6 a 14 años para los niños de Agres y de los de los pueblos colindantes. Para tal fin, creó una hospedería, con comedor y cocineros, para los niños forasteros cuyos padres carecieran de medios de locomoción.

Su principal afición era la música. Y creó un coro conventual infantil dirigido por él mismo. Acogió tanto a niños internos como externos, aunque quizá más a los internos, ante la incomodidad de los externos del desplazamiento hasta el convento. A su vez, también fue capaz de crear una Escolanía con un nutrido grupo de niños.

A pesar del ritmo tan ajetreado que lleva, aun dispone de tiempo para conseguir el cauce de sus inventos. A este convento de Agres le cabe el honor de realizar el invento de la llave mecánica "SERPENS", premiada con Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Barcelona en 1929. fue patentada en España y enAlemania, Francia, Holanda, Bélgica, Inglaterra, Italia, Suiza y Estados Unidos.


Cullera
Tras estar en Agres, en 1930 fue destinado al Convento del Castillo, también como Guardián. Moraban pocos religiosos allí y la gente del pueblo subía de tarde en tarde al aislado convento.
Allí amplió sus estudios. Efectuó experimentos y los puso en práctica hasta conseguir los resultados deseados.


República
Estuvo en Cullera hasta Mayo del año 1931 debido al advenimiento de la II República y la invasión del convento, expulsando a todos los religiosos de allí. Fueron a Valencia en busca del Ministro Provincial para referirle lo ocurrido. Sin destino concreto ni rumbo fíjo, ejercerán el Ministerio Provincial en la periferia de Valencia donde haya necesidad de ello por espacio de cinco años. Cuando estalló la Guerra Civil en Española y se decretó la persecución de la Iglesia, tuvieron que huir de la barbarie.


Tiempo de guerra
El Padre Alejandro se fue a Beniarrés, donde fue protegido durante toda la contienda. El mismo alcalde del pueblo, máxima autoridad en aquella época, le facilitó las cosas para que permaneciera en su casa natal.

Cuando el Padre Alejandro se percató que le seguían la pista, consultó con el alcalde y se trasladó para esconderse en casa de unos familiares. Estos, al ser católicos practicantes, temían ser arrestados, pero lo admitieron y lo ampararon.

Allí siguió con sus creaciones. Y montó un gabinete de estudio encaminado a la elaboración de un autogiro distinto del de Juan de la Cierva. En su cautiverio familiar, trabajaba y estudiaba cada día para retocar sus trabajos.

Al mismo tiempo inventó una olla autorregulada, así como diversos modelos de interruptores.
Estando en estos menesteres, una mañana de principios de 1937, su familia le anunció que unos individuos de mala calaña querían verle. Él, con malos presagios y amablemente, salió a recibirles.

Intentaron acorralarlo para apresarle, pero reforzando su estado de ánimo, cordialmente habló con ellos. Les invitó a que se sentasen tranquilamente. Dialogó con ellos sin exasperarse, con aplomo y delicadeza y haciendo que se divirtieran con alguna historia graciosa. Mientras tanto, el alcalde fue avisado de la situación y acudió rápidamente a hacerles la visita. Tras las correspondientes presentaciones, entablaronconversación y se hicieron amigos. A medio día estaban todos juntos comiendo en la misma casa.

Los forasteros, venidos con ánimo de llevárselo arrestado y asesinarle, se olvidaron de su cometido y se interesaron por sus inventos tras ver la medalla de oro que ganó en Barcelona. Al despedirse de todos ellos le dijeron al alcalde que le protegiera y cuidara, y que si alguien venía a llevárselo que no lo permitiera y que les avisara. Estos señores eran los jerarcas rojos de la Huerta de Gandía, y su cabecilla, el apodado "Gallina".

A partir de ese día llegó la paz a Beniarrés. El catolicismo se movía en la clandestinidad. Los religiosos de ambos sexos, refugiados en distintas casas del pueblo y que alcanzaban la cincuentena, con sigilo iban saliendo de sus escondites. Como fueron prudentes nadie les molestó. Los sacerdotes, en lugares recónditos y extremadamente vigilados, pudieron celebrar la santa Misa.

En Mayo de 1937 renunció como alcalde el Señor Crespo, pero el Padre Alejandro, recomendado por el Comité Local, continuó como portavoz de los religiosos hasta el final de la Guerra Civil. Al finalizar con la victoria de los Nacionales, hubo revanchas que produjeron detenciones, confinaciones y ejecuciones. Casi todos los miembros del Comité Rojo de Beniarrés fueron encarcelados en Alcoy y Alicante.

El Padre Alejandro, agradecido y siempre dispuesto a hacer el bien, actuó con tesón, logrando que sus paisanos fueran liberados y exonerados de toda culpa. Al ser su fama conocida por todo el país, por sus frecuentes visitas a despachos oficiales y ministeriales entre Alicante y Madrid, le permitió conseguir la libertad de sus vecinos. No pudo lograr la rápida y total libertad para aquellos que se destacaron en sus actos contra los Nacionales, pero sí consiguió, al ser juzgados, que el fallo de la sentencia no fuera para ninguno la pena de muerte.


Posguerra
Debido a la precaria salud y a los trastornos sufridos durante la contienda, tuvo que solicitar licencia del Superior Provincial para permanecer en Beniarrés durante la Posguerra hasta recuperarse totalmente de su salud, la cual fue concedida.

Enterados en el Arzobispado de su estancia en Beniarrés y ante la falta de curas en la zona, se le propone y acepta ser el párroco de Alcacer de Planes y Gayanes. Todos los Domingos por la mañana, montado en un coche y acompañado por algún sobrino o por uno de los hijos del ex-alcalde Crespo, se desplazaba a los citados pueblos para celebrar la Misa.


Chelva
Restablecido de su salud y puesto en manos de la P. Provincial, fue destinado al Convento de Chelva, donde permaneció durante 12 años. ¡Qué regocijo más entrañable se introdujo por todo su ser! Deseaba un santo retiro como aquel. No había quien le molestara en sus muchas horas dedicadas al estudio y la creación.

El convento no disponía de luz eléctria y él puso en marcha una turbina que se mueve por un salto de agua del río que por allí pasa.


En Chelva con Juan de la Cierva, intentor del autogiro

Al morir tenía medio terminado el invento que le hubiera proporcionado dinero y mucha más fama; lassandalias luminosas, que se basaban en la energía desarrolla toda persona cuando anda. Puede producir electricidad como una bici, que al correr enciende un faro. Su viva ilusión se encendía cuando hablaba de este proyecto, medio convertido en una realidad. No pudo lograr acabar su invento.


Cullera de nuevo
De Chelva fue destinado a su añorado convento de Cullera, donde continuó con su labor inventiva, pero con los ánimos más decaídos por la edad, ya que no le permitía la actividad de antaño. Con lentitud estudió e intentó realizar nuevas creaciones. Su salud se resentía.

Aun inicia el invento del cayado termoeléctrico, que se queda a medio hacer por sobrevenirle una enfermedad que le acompañará hasta la muerte. Los superiores observaron que la salud del Padre Alejandro empeoraba.


Cocentaina
Decidieron trasladarle al convento más cercano a su pueblo natal, el de Cocentaina. Desde allí subía a la azotea y, con unos prismáticos podía ver, a unos trece kilómetros, el pueblo que le vio nacer. Al divisar la Ermita de Beniarrés sobre un altozano, recordaba las catorce capilla de la Vía Crucis, que él mismo tuvo el honor de bendecir el 8 de Diciembre de 1944. Ante tal recuerdo, los ojos se le anegaban de lágrimas, y sus labios, con todo su fervor, pronunciaban un credo en loor del Santo Cristo del Amparo de los Afligidos.

Igualmente, al mirar en la parte inferior de Beniarrés, dirigía la mirada con interés hacia la Iglesia Parroquial, donde fue bautizado bajo la mirada de la imagen de su patrona, la Virgen de la Cueva Santa, a quien siempre le tuvo especial devoción, y ahora, con redoblado fervor, le rezaba un Salve enviándole su último beso.

No permaneció muchos días en Cocentaina, los justos para prepararse bien y recibir una Santa Muerte. Tres días antes de su muerte recibió los Santos Sacramentos que pedía con insistencia.
Murió el día 30 de agosto de 1961. Su entierro se celebró al día siguiente de morir y presidido por el Reverendo Padre Provincial Fray Pacífico Sendra. A las seis de la tarde se ofició la Misa de "corpore in sepulcro" y a continuación se efectuó la conducción del féretro al cementerio municipal de Cocentaina.

Contaba a la sazón 86 años de edad: 71 de religión y 61 de presbítero.


Información publicada en la web de los Hermanos Franciscano de València, Aragon y Baleares http://www.ofmval.org/
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